El caso de Ted Bundy
La odontología forense en 1979
sentenció a muerte a Theodore “Ted” Bundy en Estados Unidos.
Como parte del proceso de
preparación de su defensa se le permite visitar la biblioteca. Bundy aprovecha
una de esas visitas y escapa manteniendo en jaque durante varios días a la
policía hasta que es detenido intentando huir en un vehículo robado. Bundy
vuelve a prisión y aunque ahora los guardias le vigilan celosamente, siete
meses después escapa de nuevo por los tejados. Bundy huye a Florida y por el
camino va sembrando la muerte. Parece que nada puede detenerlo ya.
En el edificio de una fraternidad
se permite matar a dos chicas a la vez. Otra estudiante que entraba al edificio
presencia los hechos y sirve de gran ayuda a las autoridades. Bundy escapa y
cerca del edificio ataca a una chica más que sobrevive.
Una de las víctimas de la
fraternidad, Lisa Levy, tiene en su cuerpo una mordedura de Ted Bundy.
La fiscalía, al descubrir la
mordedura, convocó a los profesionales R. Souviron, L. Levine y N. Sperber para
dar caza al asesino.
Las huellas se encontraban en
perfecto estado, y las características dentales de Bundy eran muy
identificables. El jurado, después de la presentación de las evidencias de los
tres odontólogos, dictó sentencia y declaró culpable a Bundy.
El proceso de la investigación
generó un fuerte impacto en la opinión pública, y ayudó a aumentar la
credibilidad y la utilidad de la odontología como técnica forense.
De hecho, días después, Souviron
apoyaría a la fiscalía en un caso de violación y asesinato a una mujer. Roy
Allen Stewart fue sentenciado a muerte al identificarse la mordedura en la
cadera de la mujer con su dentadura.
OPINION: Este es un claro ejemplo de que cualquier persona puede causarte daño y que hay miles de formas en las cuales podemos conocer al delincuente.
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